Tal y como hiciera el sábado con la República Popular China, el gobierno norteamericano ha ordenado la retirada de todos los embajadores y diplomáticos residentes en territorio ruso. Del mismo modo, ha invitado a todos los ciudadanos norteamericanos que vivan en la Federación a que abandonen un país que, desde hace una semana, es considerado como territorio hostil. Esta medida se suma al embargo económico al gobierno de Barsky con el objetivo, según Washington, de "hacer entrar en razón a la Federación". "Estados Unidos espera que esa amenaza sea suficiente para reestablecer un orden mundial de seguridad", concluye el comunicado.
Tales medidas fueron promulgadas el sábado a última hora por la directora de los servicios de inteligencia norteamericana, Magali Laulhé, y la secretaria de defensa, Amel Ferchichi, como último recurso ante los infructuosos intentos del Washington de llegar a un entendimiento con el ejecutivo ruso. En este sentido, fuentes de la delegación norteamericana han asegurado a Global Broadcast Corporation que han hecho todo lo posible para salvar las relaciones tanto con la Federación como con China, pero ninguna de las conversaciones emprendidas con los miembros de la recién formada Liga Panasiática ha llegado a buen puerto. "Ofrecimos al gobierno chino un trato preferente con EE.UU en materia económica y comercial y les aseguramos un suministro energético más duradero del que podrían conseguir con la Federación, pero ninguna de estas ofertas satisfacieron a los chinos", lamenta la Secretaria de Estado norteamericana.