"La amplitud de esta empresa militar demuestra claramente que ha sido creada desde hace ya varios meses, mucho antes del comienzo de los ataques terroristas", sentencian desde Washington. En este sentido, la Casa Blanca critica la política de doble rasero seguida por la Federación, ya que el despliegue militar antes mencionado se contradice con los mensajes conciliadores públicos y privados de los dirigentes y diplomáticos rusos mantenidos hasta ahora.
"Cualquier ataque de la Federación será considerado un ataque directo a EE.UU"
Asimismo, la Casa Blanca ha asegurado de que "el problema de la invasión con Irán se trata de un problema global y común". En este sentido, los norteamericanos se muestran temerosos de que, tras "robar" los recursos energéticos de Irán, la Federación siga su expansión "imperialista" por el resto de territorios de Oriente Medio. Por este motivo, Washington señala que:
"No toleramos una mentira deliberada ni una amenaza ofensiva de parte de ninguna potencia. Nuestra política ha estado marcada por la paciencia y la observación y hemos procedido de tal de manera de no distraernos por acciones fanáticas o intimidaciones. Pero hoy tenemos que reaccionar y recordar a los países que serian absorvidos por un sistema dictatorial, puesto que en Rusia “no hay jefes sino un jefe”, como decía Putin; y que el peligro de aliarse con Rusia será de caer en une sumisión total sin compromiso ni salida".
Finalmente, EE.UU ha exhortado por enésima vez a la Federación para que ponga fin de una vez esta amenaza "clandestina, irresponsable y provocativa" que está poniendo en peligro la paz y la estabilidad de la zona. Así, el Gobierno norteamericano ha sentenciado que "el precio de la libertad siempre es elevado, pero EE.UU está dispuesto a pagarlo". Prueba de ello son sus ejércitos desplegados en las fronteras de Irán, Irak, Israel, Arabia Saudí o Afganistán, que ya se encuentran preparados para un inminente ataque de Barsky.