martes, 9 de marzo de 2010

Editorial: ¿Dónde está la caballería?

En las películas del Antiguo Oeste, la corneta de la caballería no suena hasta que las cosas se ponen muy feas. Parece ser que, fiel al género, EE.UU haya decidido aplicarse el cuento y reservar su postura con respecto al estallido de la crisis entre Irán y la Federación Rusoasiática en Oriente Medio. Hasta el momento, el gobierno de Washington sólo se ha limitado a emitir un comunicado en el que refuerza --algo que todo el mundo ya evidenciaba-- sus estrechos lazos con Israel, su mayor aliado y apoyo geoestratégico en esta conflictiva zona. Sin embargo, esta acción resulta a todas luces insuficiente para hallar una vía pacífica a un conflicto que tiene como máximos protagonistas a figuras tan controvertidas como el ultranacionalista Leonid Barski o al fundamentalista Azarmig Friyán. Como muy bien evidenciaba la delegación norteamericana, la paz mundial sólo puede establecerse mediante la vía de los hechos consumados, esto es, por medio de la acción.

En este sentido, no es sólo la estabilidad en Oriente Medio lo que está en juego, sino también la supremacía de EE.UU tanto desde el punto de vista energético (el petróleo es, sin duda, el opio de nuestra era) y geoestratégico. La Unión Europea sí ha decidido tomar cartas en el asunto a través de la convocatoria de un foro de diálogo internacional en el que Irán y la Federación puedan conciliar sus posturas. Sin embargo, la buena voluntad europea no es suficiente para controlar y calmar los ánimos en el Golfo Pérsico. Para ello se hace imprescindible la colaboración incondicional de la presidenta Lisa Segovia y su gabinete con la Unión Europea y éstos, a su vez, con la Asamblea de las Naciones Unidas. Después de todo, sólo las grandes potencias democráticas pueden ofrecer una salida pacífica de un conflicto que parece haber caído en manos de los sectores más autoritarios.

EE.UU tiene un papel vital en esta salida. Pero para ello es necesario que empiece a observarse una hoja de ruta clara y coherente que conduzca a los países por la salida correcta en este laberíntico conflicto. Oriente Medio y el mundo entero clama por la caballería. De EE.UU depende que ésta no llegue cuando la película haya terminado con un final desagradable.