Todos quieren la paz pero sólo algunos demuestran un verdadero empeño por conseguirla. En los últimos días desde que estallará la crisis los diferentes estados directa o indirectamente involucrados en el conflicto han tratado de tejer una serie de alianzas y acuerdos para intentar evitar que la tensión explote. Unos pactos que han dejado sin aliados al Gobierno de Barsky que se está quedando aislado en el panorama internacional.
Y es que las fichas en el tablero ya empiezan a moverse. El mismo día que estalló la crisis Estados Unidos no tardó en propagar a los cuatro vientos su tradicional alianza con una Israel temerosa de un conflicto armado en un territorio vecino. Asimismo, Irán buscó el abrigo militar del potencial chino y suscribió un acuerdo, cuyos términos todavía son secretos, con la República Popular China. Una maniobra que sirve para dejar claro a la Federación que sí opta por una aventura bélica no sólo tendrá delante los blindados iraníes sino también el arsenal nuclear que controla el Partido Nacional Chino.
Paralelamente, EEUU y la Unión Europea se han erigido, en su condición de grandes potencias mundiales, como los máximos propulsores de buscar una solución pacífica al conflicto. Para ello trabajan intentando organizar encuentros y cumbres entre estados que acaben por apaciguar los ánimos y devolver la tranquilidad a la zona.
Así las cosas, y pese a la negativa de Barsky de replegar sus tropas, la presión internacional parece disuadir a la Federación Rusoasiatica de enrolarse en cualquier episodio militar. Eso sí, el Ejecutivo del nuevo Lenin no está dispuesto a plegar velas y guardar los kalashnikov hasta que al menos se aclare si Irán está detrás de los atentados terroristas contra sus intereses.
No será nada sencillo pero la partida continúa.