miércoles, 10 de marzo de 2010

Mantener las formas

Las agencias de prensa alrededor de todo el mundo se han hecho eco de la actual situación entre las fronteras de Irán y de la Federación Rusoasiática.
Desde que se ha dado esta situación han saltado las alarmas en el mundo occidental (EEUU y la UE), así como en el propio continente en el que se desarrollan los hechos (con la alianza entre Irán y la China, países limítrofes con la Federación Rusoasiática).
La Federación ha intentado apaciguar a las diversas potencias externas emitiendo un comunicado en el que desmiente la posibilidad de que exista la más mínima intención de efectuar un ataque injustificado a Irán.
La Federación se justifica alegando que Irán apoya a grupos independentistas contrarios a los rusos que disponen de armamento para efectuar acciones violentas en cuanto surja el momento y que con esto Irán pretende limitar el poder de la Federación.
A juzgar por esto podemos observar que la coexistencia de estas potencias vecinas es más bien complicada; por esta misma razón es normal que al menor movimiento efectuado por los rusos Irán contraataque buscando apoyos dentro del continente asiático. No obstante y en vista de los argumentos y del derecho internacional no hay ningún inconveniente en que la Federación realice maniobras militares allá donde le parezca, siempre y cuando sea dentro de su territorio, como es en este caso.
Por lo que respecta a las acusaciones efectuadas por agencias de periódico como la INN, cabe destacar que la Federación ya ha negado con rotundidad su implicación y colaboración con el terrorismo, y para demostrar su inocencia ha puesto a disposición de los servicios de inteligencia de otros países la posibilidad de examinar los documentos pertinentes para refutar alguna implicación.
En vista de la coyuntura mundial, es vital ver la necesidad de que todas las potencias implicadas mantengan las formas y no realicen más movimientos precipitados y alianzas a la defensiva; que podrían ser interpretadas como una ofensa o provocación entre Estados y que pueden convertir a Asia; y por extensión al resto del mundo en un polvorín.